No podía desechar de mi mente el reiterativo e inquietante sueño. Amador, como si de cual Sigmund Freud se tratara me psicoanalizó, interpelándome con su melódica voz: "¿Cuéntame, qué es lo que te preocupa?". Le narré mi onírica revelación, a lo que él respondió: "Sabes que en estos casos cualquier interpretación ha de fundamentarse en la asociación de imágines, aparentemente sin sentido, a conceptos para nosotros conocidos, desvirtuados por nuestro inconsciente cuando uno está dormido." (Leer más)