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A lo largo del tiempo he ido publicando una serie de e-books en formato PDF, recopilación de artículos anteriormente editados en mi Blog Personal: http://ibizamelian.com/, y aunados según su temática, en pro de facilitar su lectura. Pudiendo acceder gratuitamente a ellos al pinchar, en la parte superior de dicha bitácora, en la pestaña titulada: "Mis obras".

El primero sería: "La relación de Sorolla con los liberales de su época", que aborda la sincronía que tuvo el celebérrimo pintor español con las principales figuras del liberalismo de su época.

Posteriormente le tocaría el turno a: "Una incipiente aproximación al Liberalismo", adentrándose en los axiomas de la  filosofía liberal. Pasando desde sus postulados, a su significado aplicado a un buen gobierno, ejemplos prácticos, iniciativas a tomar, así como un somero estudio de la obra de distintos autores liberales. Un inicial acercamiento a un controvertido movimiento mayormente incomprendido.

Y ahora presento: "Mi personal visión sobre la industria turística", donde he querido reflejar mi particular y humilde opinión sobre uno de los sectores económicos más preponderantes del panorama español. En base a mi experiencia adquirida, en cuanto a la industria turística se refiere, tanto en el ámbito privado como en el público, en este último caso concretamente como concejal del ramo en un municipio archipielágico eminentemente turístico.

Espero que disfruten con ellos y como siempre aporten sus enriquecedores comentarios, lo que se torna en una magnífica ayuda para poder ampliar y mejorar mi perspectiva, por lo que os estoy infinitamente agradecida.

Adolfo Suárez fundaría, el 29 de Julio de 1982, el Centro Democrático y Social (CDS), aspirando a recuperar el electorado de centro que hasta ese momento se decantaba por la UCD. No obstante, lo pretendido por Suárez no se produjo. Primeramente por la Ley Electoral, que fomenta el bipartidismo y la preponderancia de los partidos mayoritarios. Mas la debacle del CDS, no sólo dependió de la susodicha ley, sino también de un PSOE preocupado en conservar el 30% de los votos centristas arrebatados a la UCD en los comicios de 1982, quien ya se había percatado de lo decisivo que resultaba ese segmento para pelear por la mayoría absoluta, por lo que moderaría considerablemente su mensaje. Y un PP, liderado por José María Aznar, empeñado en reubicar el partido en el centro, desplazando inevitablemente al CDS. (Leer más)

Muerto el general Mola durante la contienda civil, Franco se nomina como jefe y sumo Caudillo de España, encontrándose el resto de los órganos del Estado supeditados a su persona y sólo responsable ante Dios y la Historia. Este periodo se caracterizó por la férrea defensa del totalitarismo en contra tanto del liberalismo, como del comunismo.

El rechazo de Franco por cualquier atisbo liberal era máxime, por lo que no optó, como otras veces aconteció en nuestro pasado constitucional, por elaborar una norma jurídica suprema, al atribuirle una connotación democrático-liberal. Decantándose por construir la estructura jurídico-política mediante siete leyes fundamentales, aprobadas entre 1936 y 1975: el Fuero del Trabajo, la Ley Constitutiva de Cortes, el Fuero de los Españoles, la Ley de Referendo Nacional, ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, la Ley de Principios fundamentales del Movimiento Nacional y Ley Orgánica del Estado.

La falta de adaptación del Régimen a los nuevos tiempos, fueron erosionándolo poco a poco. Franco moriría el 20 de Noviembre de 1975, asumiendo sus funciones Don Juan Carlos. Convirtiendo en realidad sus palabras alumbradas muchos años antes, cuando dijo a sus generales: "Yo no haré la tontería de Primo de Rivera. Yo no dimito; de aquí al cementerio." (Leer más)

En Febrero de 1931 José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala crean la "Agrupación al Servicio de la República". La aparición en escena del susodicho grupo la marcaría el manifiesto fundacional publicado el 10 de Febrero de 1931 en "El Sol". Del cual destacan, por su premonitoriedad al respecto de la etapa actual, los ulteriores pasajes:

"Cuando la historia de un pueblo fluye dentro de su normalidad cotidiana, parece lícito que cada cual viva atento sólo a su oficio y entregado a su vocación. Pero cuando llegan tiempos de crisis profunda (...) es obligatorio para todos salir de su profesión y ponerse sin reservas al servicio de la necesidad pública.(...)

(...) El Estado español tradicional llega al grado postrero de su descomposición. No procede ésta de que encontrase frente a sí la hostilidad de fuerzas poderosas, sino que sucumbe corrompido por sus propios vicios sustantivos. (...) Un sistema de Poder público (...) que ha sido una asociación de grupos particulares, que vivió parasitariamente sobre el organismo español, usando del Poder público para la defensa de los intereses parciales que representaba. Nunca se ha sacrificado aceptando con generosidad las necesidades vitales de nuestro pueblo (...)."

El 16 de ese mes cae el gobierno de Dámaso Berenguer (1873-1953), tras lo que Alfonso XIII designaría a Juan Bautista Aznar-Cabañas (1860-1933) como Presidente del mismo. Quien convocaría elecciones municipales para el 12 de Abril.

La rotunda victoria de los republicanos en las grandes ciudades y sobre todo en Madrid, y teniendo en cuenta el profundo conocimiento que sobre el fenómeno caciquil en los núcleos rurales albergaban la plenitud de fuerzas políticas, determinaron la proclamación de la Segunda República el día 14.

A pesar de que la Segunda República comenzó con gran algarabía y júbilo por parte de la población, pronto se transformaría en confrontación y confusión. Una vez más el espectro de "las dos Españas". Sembrando de lúgubres sombras el horizonte. Y es que nuestra historia nos evidencia pertinazmente, desde hace casi dos siglos, nuestra incapacidad para pasar página y sumergirnos en la Tercera España. Aquella que describió Salvador de Madariaga como: la de la libertad, la integración y el progreso. (Leer más

Mas las fechorías de "La banda de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como", no se quedaban exclusivamente en lo reseñado.

Que no creían en la separación de poderes resultaba sumamente evidente. Fieles seguidores de una gestión a golpe de decretos, eludiendo en todo momento el exigido debate en el Consejo Plenario. Cercenando las escasas vías de pronunciamiento popular, negándoles a los vecinos el derecho fundamental expuesto en el artículo 23 de la Constitución Española (CE): "Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal. (...)"

Memoré también la constante queja de Libertad, acerca del mal uso de la vía de urgencia en los distintos Plenos celebrados en el recinto consistorial. Existen tres modalidades de sesiones del Pleno:

•    Ordinarias. Aquellas cuya periodicidad está preestablecida. Y en las que media previamente una comisión informativa, donde se exponen los asuntos a debatir en el Pleno. A la que suelen asistir los técnicos, en pro de aclarar las diversas dudas suscitadas a los ediles, planteadas sobre los informes por ellos redactados, ya fueren técnicos o jurídicos. Con el fin de esclarecer cualquier farragoso asunto, posibilitando la absoluta coherencia en el ulterior voto. Ya que no olvidemos que un negligente pronunciamiento puede acarrear inclusive consecuencias penales.

•     Extraordinarias. En este tipo también ha de celebrarse con anterioridad una Comisión Informativa.

•    Extraordinarias de carácter urgente. Donde no media comisión informativa y osan facilitarte un grueso expediente un día para votar al día siguiente. Que puestos a pensar mal, será para que no lo estudies y emitas un juicio al azar, lo que les otorgaría más probabilidades de que sus arbitrariedades pasen desapercibidas. Circunscribiéndose habitualmente esta modalidad en Matahambre a las alambicadas y cuantiosas Modificaciones Puntuales del Planeamiento.

Llegando al paroxismo de los descritos comportamientos, con un integral descaro, en el instante en que tratan de colar igualmente por la vía de urgencia un punto añadido al orden del día del Pleno Ordinario. No disponiendo la oposición ni siquiera de una nimia hora para estudiar la referida documentación, sino que ha de pronunciarse "ipso facto".

¿Es esto democracia? ¿Por qué la vigente negativa a instaurar la fórmula del city-manager ya, si se muestra obligado una reforma en la Administración Local? (Leer más
Aquel libro me tenía atrapado entre sus páginas, resultándome imposible abandonar su lectura. A medida que me deslizaba por sus múltiples palabras, más se agudizaba mi parte consciente. Expectante ante el hiriente lamento que rezumaban sus hojas. Capítulos que narraban la historia de España y su eterna pugna entre luces y sombras. Pasajes que jamás debiéramos olvidar, en pro de no repetir nuevamente idénticos errores. Donde nuestro Estado tuvo grandes dificultades para implementar plenamente los aires liberales de la Ilustración. Principalmente a causa de nuestra débil burguesía, que allí donde sí arraigó terminó derivando en la irrupción de los nacionalismos y regionalismos, a consecuencia de la falta de entendimiento entre las regiones periféricas y la Administración central. Como así aconteció en Cataluña o en el País Vasco. Empresariado que hoy, después de un gran auge, merma en número y lazos de unión. Tornándose inconcebible que actualmente desde las Cortes se pretenda dictar a la patronal como regir sus órganos internos. Que se ataque, al parecer, impunemente a sus miembros y los demás callen. Mientras los distintos sectores tampoco nada comentan al respecto, al objeto de no importunar. Qué como dice aquella popular frase: "el que se mueve no sale en la foto". Tristes Pensamientos esbozados por Francisco y que me recordaban a la metafórica proclama del célebre escritor H. G. Wells, planteada en su mítica novela: "El país de los ciegos". (Leer más
España es una de las comunidades políticas más longevas. A pesar de ello al arrancar la centuria decimonónica se erige como un Estado pluriétnico, aunque en ningún caso plurinacional. Debido a que su concepción originaria parte de la suma de distintas regiones independientes. Esto que cabría ser considerado como el germen de la controvertida situación contemporánea al respecto de los nacionalismos y regionalismos españoles, no es más que una característica igualmente compartida por la mayoría de los países europeos. Naciones que aún albergando identidades colectivas diferentes, lograron exitosamente inculcar en sus habitantes un profundo sentimiento patriótico, mediante la defensa de idénticos símbolos y valores.

No obstante, no fue esto lo acontecido en España. A causa básicamente de la tímida acogida que se prodigó a los flamantes aires de la Ilustración que soplaban con fuerza desde Europa. Los escasos periodos constitucionales desde ese instante, rotos por otros dictatoriales, se convertirían en el principal impedimento para la consolidación de la referida doctrina en nuestro Estado. Siendo una peculiaridad de nuestro país la convivencia de un derecho civil común, con otros forales o especiales. Al llevarse también al ámbito del Derecho el agitado enfrentamiento ideológico que se mantenía en el terreno político. Convirtiéndose este fracaso en el caldo de cultivo en el que se gestarían los nacionalismos y regionalismos durante el último tercio del siglo XIX.(Leer más)
Parece ilógico proseguir inmersos en esa perenne disputa entre los distintos territorios españoles. Y más cuando a nivel internacional se muestra como irreversible la consolidación de la globalización. Desencadenando un auténtico vaciamiento del poder de los Estados. En base a estos planteamientos, a mediados de los años ochenta del siglo XX se deja de hablar de gobernabilidad. Como suficiencia de un país para resolver sus conflictos colectivos internos, mediante la aplicación de las políticas públicas más adecuadas. Para dar paso al concepto de gobernanza. Donde la garantización de la cohesión social no sólo depende de la gestión gubernamental nacional, sino de su capacidad de coordinación con entidades públicas y privadas, estatales y transestatales. Obligando a los dirigentes de cada Estado a compartir su autoridad dentro de las propias fronteras con otros estamentos, en materias tales como: inmigración, seguridad, economía, medio ambiente,... (Leer más)
Mención especial hacía Francisco al respecto de la controvertida cuestión de los nacionalismos y regionalismos españoles. Recordándonos nuevamente nuestros ya casi dos siglos de enfrentamientos continuos. Negándose a pertenecer a ninguna de "las dos Españas". Mostrándose,  al igual que otros tantos liberales nacionales, deseoso de pasar página y sumergirse en la Tercera España. Aquella que describió Salvador de Madariaga como: la de la libertad, la integración y el progreso.

Para los analistas del momento nuestra Transición se convirtió en ejemplo a copiar. Por su capacidad de consenso, plasmada en la Constitución de 1.978. En cuyo artículo 2 se recoge: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española(...)".Ya que como bien ha aseverado el Tribunal constitucional, nuestra actual Carta Magna "(...) no es el resultado de un pacto entre instancias territoriales históricas que conserven unos derechos anteriores a la Constitución y superiores a ella(...)La (...) actualización de los derechos históricos supone, en primer lugar, la supresión, o no reconocimiento de aquellos que contradigan los principios constitucionales.(...)"

Concluyendo ese capítulo de la obra: "El vituperado sistema electoral de la Restauración y sus similitudes con la partidocracia vigente", con una recopilación de ciertos fragmentos de un enardecido discurso pronunciado por José Ortega y Gasset, en la sesión de las Cortes del 13 de Mayo de 1932. A tenor del debate suscitado en torno al Estatuto de Cataluña: "Siento mucho no tener más remedio que hacer un discurso doctrinal, (...) sobre el problema catalán. (...)Porque acontece que el debate constitucional en su realidad no coincide. (...)."

Interpelándonos postreramente Francisco acerca del mal que aquejaba a nuestra patria, incapaz de aprender de su pasado y condenada a repetir una y otra vez idénticos errores.(Leer más
Tras abogar Francisco por el uso de las listas abiertas en los procesos electorales españoles, se cuestionaba sobre la idoneidad representativa de tal sistema. Mostrando su comprensión frente al hecho de que la vigente Carta Magna pasara de puntillas por el modelo de organización territorial. Después de los dos postreros siglos caracterizados por cortos periodos democráticos que sucumbían rápidamente a otros dictatoriales. Y ante el temor de que este nuevo intento no lograse tampoco consolidarse, se prefirió el esbozo de meros principios conducentes a la descentralización. Decantándose por un estado compuesto, a camino entre el unitario y el federal. No obstante, después de tres décadas, resulta imprescindible un análisis del contexto actual. Siendo conveniente preguntarnos si con el recientemente aprobado modelo de financiación autonómica y con las controvertidas reformas de los Estatutos de Autonomía sugeridas, se cumple el principio de igualdad constitucional. Atendiendo a este precepto y plenamente conscientes de que la nación española se crea con la unión de diferentes identidades, provenientes de las nacionalidades y regiones que la componen; lo lógico sería el reconocimiento de las mencionadas singularidades, pero sin entrañar desigualdad alguna entre los territorios que la integran.(Leer más)

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