España es una de las comunidades políticas más longevas. A pesar de ello al arrancar la centuria decimonónica se erige como un Estado pluriétnico, aunque en ningún caso plurinacional. Debido a que su concepción originaria parte de la suma de distintas regiones independientes. Esto que cabría ser considerado como el germen de la controvertida situación contemporánea al respecto de los nacionalismos y regionalismos españoles, no es más que una característica igualmente compartida por la mayoría de los países europeos. Naciones que aún albergando identidades colectivas diferentes, lograron exitosamente inculcar en sus habitantes un profundo sentimiento patriótico, mediante la defensa de idénticos símbolos y valores.
No obstante, no fue esto lo acontecido en España. A causa básicamente de la tímida acogida que se prodigó a los flamantes aires de la Ilustración que soplaban con fuerza desde Europa. Los escasos periodos constitucionales desde ese instante, rotos por otros dictatoriales, se convertirían en el principal impedimento para la consolidación de la referida doctrina en nuestro Estado. Siendo una peculiaridad de nuestro país la convivencia de un derecho civil común, con otros forales o especiales. Al llevarse también al ámbito del Derecho el agitado enfrentamiento ideológico que se mantenía en el terreno político. Convirtiéndose este fracaso en el caldo de cultivo en el que se gestarían los nacionalismos y regionalismos durante el último tercio del siglo XIX.(Leer más)
No obstante, no fue esto lo acontecido en España. A causa básicamente de la tímida acogida que se prodigó a los flamantes aires de la Ilustración que soplaban con fuerza desde Europa. Los escasos periodos constitucionales desde ese instante, rotos por otros dictatoriales, se convertirían en el principal impedimento para la consolidación de la referida doctrina en nuestro Estado. Siendo una peculiaridad de nuestro país la convivencia de un derecho civil común, con otros forales o especiales. Al llevarse también al ámbito del Derecho el agitado enfrentamiento ideológico que se mantenía en el terreno político. Convirtiéndose este fracaso en el caldo de cultivo en el que se gestarían los nacionalismos y regionalismos durante el último tercio del siglo XIX.(Leer más)
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